Andrea nos cuenta que ese día 0 (el día en el cual le hicieron el trasplante) para mucha gente no era importante, pero para ella sí, recibió la médula de su madre, aquella que en su día le dio la vida y ahora va a hacer que vuelva a nacer.
Tras esto Andrea nos cuenta como fue dicha experiencia... Nos dice que ese día más que nunca tenía mucho sueño, estaba muy relajada, no se lo podía creer el día estaba ahí y ella tan tranquila, tantas personas mandándoles mensajes y ella no entendía porque estaban tan nerviosos. Su padre, le decía vamos Andrea son casi las nueve espabila. Toda la mañana se la tiro pensando como estaría su madre, ¿que tal le irá? Bueno, después de cuatro horas enchufada a la maquina de aferesis...
Pues sobre las dos de la tarde la informaron que en media hora su bolsa de células madres vendría a la habitación y se la pondrían.
A las 14.35 de las células estaban comenzando ha entrar en ese cuerpo lleno de sonrisas que le salían a sí porque sí.
Se quedaba mirando las bolsas de células madres como si estuviera enamorada de ella... emitiendo sus mejores deseos y disfrutando del momento, esto no se vive todos los días pensaba ella. Cada vez que la miraba, cada vez que las veía entrar, era un sentimiento extraño lleno de positividad y optimismo a demás de ilusión y ganas de emprender todos los proyectos que en su cabeza quedan...
Tras terminar las últimas gotas que quedaban en aquella vía se quedo super tranquila y feliz... contenta de que ahora se sentía segura y curada.
En ese momento entró su padre, por la puerta lo miró y sonrieron. Fue uno de esos momentos que con la mirada lo dices todo. Tras ello habló con él y se quedo tranquila...
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